28.10.10

Su vida y los trenes

Apenas recuerdo como si fuera ayer los días en los que si me dolía la panza él la masajeaba y como por arte de magia desaparecía el dolor, o cuando por primera vez le pregunte: ¿por qué tienes el dedo así?, o cuando nos bañábamos cantando y cantando hasta salir de la ducha, cuando me contaba una y otra vez un montón de historias sobre sus aventuras en el tren, o cuando lo vi llorar, o cuando me di cuenta que él ya no era el hombre alto que yo conocía y en cambio era él. O cuando me mire, lo mire y acepte que éramos otros. Y cuando lo observé ahí y pensé que él es y siempre sería parte de mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario