Que el trabajo es la esencia de lo humano y que la propiedad también lo es, es una proposición señalada desde hace mucho.
A veces se escuchan voces que pugnan por la eliminación total de todo tipo de propiedad, ya sea capitalista o colectiva. Pero es con el capitalismo que la propiedad individual se ve anulada, se expropia a los pequeños productores de sus medios de trabajo. Y son precisamente esos medios los que permiten la materialización del trabajo humano, es por ello, que esos objetos pertenecen a su creador. Más bien, el despojo de esos medios resultan para el humano un tipo de deshumanización ya que estos representan para el conjunto de la colectividad su forma de ser, de compenetrarse con su creación.
La lucha es contra la monopolización de los medios de producción que la clase burguesa ha expropiado durante siglos y continúa haciéndolo, agudizando la miseria colectiva.
