17.1.10

Los paraísos artificiales

"Los vicios del hombre constituyen la prueba de su ansia de infinitud"... Charles Baudelaire






Si el adicto al hachis o al opio es condenable moralmente se debe a la falsedad del ideal que persigue: el querer suplantar a Dios, que concede la dicha al hombre como una gracia especial, en el intento de erigirse en dador de su propia felicidad. "No es de asombrar que el prensamiento final y supremo que surge del corazón de este soñador sea: !Me he convertido en Dios", tentación superlativa del hombre y núcleo definitivo de toda acción de rebeldía. Convertirse en Dios roza el infinito en la frontera de lo posible, pues si bien en el estado de embriaguez se accede al vertiginoso vacio del solipsismo es, sin embargo y pese a todo, un estado intermitente, un tránsito temporal que demuestra el carácter del paraíso artificial. El viaje constituye la transgresión permitida sólo con el fin de demostrar su imposibilidad ya que en el retorno a la tierra la huella - remordimiento, resaca, castigo o simplemente sed- es la evidencia de lo permanentemente imposible. "Si se abordara la auténtica transgresión, la divina, no habría viaje de vuelta, el paraíso de verdad es puro presente, y por lo tanto incompatible con la memoria".




1 comentario:

  1. Aunque hay otro concepto de la embriaguez que vas mas alla de la transgresión, conlleva un acto de creación, que ya es algo jejjeje

    "Y si los
    sueños le hacían ver los dioses caminando extáticos y erguidos, la
    embriaguez hace que él mismo camine como dios. Lo que entonces
    se revela no es la potencia de la subjetividad individual, sino el
    poder de la naturaleza: un barro más noble, un mármol más precioso
    son aquí amasados y tallados: el ser humano."

    ResponderEliminar